miércoles, 2 de noviembre de 2011

´Todo para mayor Gloria de Dios´, la vida de San Ignacio de Loyola.

San Ignacio de Loyola nació en 1491 en Guipúzcoa al norte de España, cerca de los montes Pirineos que se encuentran en el límite con Francia. Proveniente de una familia distinguida compuesta por su padre Bertrán De Loyola y su madre Marina Sáenz, San Ignacio tuvo 10 hermanos y siendo el menor de todos, fue bautizado con el nombre de Iñigo.

De profesión militar, en 1521 a la edad de 30 años y con el cargo de capitán, fue gravemente herido mientras defendía el Castillo de Pamplona.

Durante su período de recuperación, recurrió a la lectura de las historias de los grandes santos y a medida que conocía más sobre sus vidas pensaba: "¿Y por qué no tratar de imitarlos? Si ellos pudieron llegar a ese grado de espiritualidad, ¿por qué no lo voy a lograr?. ¿Por qué no tratar de ser como San Francisco, Santo Domingo, etc.? Estos hombres estaban hechos del mismo barro que yo. ¿Por qué no esforzarme por llegar al grado que ellos alcanzaron?". Un deseo que no se hizo esperar mucho ya que tiempo después en él se cumplió lo que dijo Jesús: "Dichosos los que tienen un gran deseo de ser santos, porque su deseo se cumplirá" (Mt. 5,6).


A partir de la aparición que recibió de la Virgen María con Jesús Santísimo se propuso no dedicarse a servir a gobernantes de la tierra sino al Rey del cielo.

Al finalizar su convalecencia peregrinó al famoso Santuario de la Virgen de Monserrat y se comprometió  a dedicarse a hacer penitencia por sus pecados; cambió sus lujosos vestidos por los de un pordiosero, se consagró a la Virgen Santísima e hizo confesión general de toda su vida.


De allí se fue durante un año  a orar y hacer penitencia a un pueblito denominado Manresa. Cerca de allí, encontró una cueva dónde se encerraba a dedicarse a la oración y a la meditación: fue aquí dónde se le ocurrió la idea de los Ejercicios Espirituales.

Luego de unos días llenos gozo y consuelo en la oración,  comenzó a sentir aburrimiento y cansancio por todo lo que fuera espiritual. A esta crisis de desgano conocida como "la noche oscura del alma" , le sucedió otra enfermedad espiritual muy fastidiosa: los escrúpulos, el  imaginarse que todo es pecado. Esto casi lo lleva a la desesperación.


Orando en Manresa adquirió la "Discreción de espíritus", que consiste en la capacidad de  determinar lo que le sucede a cada alma y cuáles son los consejos que más necesita, además de saber distinguir lo bueno de lo malo.


Acusado injustamente ante la autoridad religiosa vivió dos meses en la cárcel y posteriormente fue declarado inocente. Sin embargo, sufrió la persecución de personas determinadas. Al respecto, él consideraba todos estos sufrimientos como un medio que Dios le proporcionaba para la expiación de sus pecados. Por esto mismo aseguraba: "No hay en la ciudad tantas cárceles ni tantos tormentos como los que yo deseo sufrir por amor a Jesucristo".

Se marchó a Paris para estudiar en la Universidad de La Sorbona lugar en que formó un grupo con seis compañeros (Pedro Fabro, Francisco Javier, Laínez, Salnerón, Simón Rodríguez y Nicolás Bobadilla) con los quefundó la Compañía de Jesús. Los siete hicieron votos o juramentos de pureza, obediencia y pobreza, el 15 de Agosto de 1534, día en que se conmemora la Asunción de María.


Llegado a Roma, mientras que sus compañeros se dedicaron a dictar clases en universidades y colegios y a dar conferencias espirituales a toda clase de personas, San Ignacio se dedicó a predicar Ejercicios Espirituales y a catequizar al pueblo.

Fue en 1540 cuando el Papa Pablo III aprobó su comunidad llamada "Compañía de Jesús" o "Jesuitas" y San Ignacio se convirtió en el Superior General de la nueva comunidad.  Poseedor de un ferviente deseo por salvar almas, San Ignacio solía decir: "Estaría dispuesto a perder todo lo que tengo, y hasta que se acabara mi comunidad, con tal de salvar el alma de un pecador".

Además de fundar casas de su congregación en España y Portugal, el santo envió a San Francisco Javier a evangelizar el Asia y formó de manera tal a sus discípulos que llegaron a ser los más sabios adversarios de los protestantes y combatieron y detuvieron en todas partes al protestantismo.

San Ignacio siempre le recordaba a sus discípulos la importancia de la mansedumbre y el gran respeto hacia el adversario aunque era de vital necesidad que se presentaran muy instruidos para combatirlos. 
Su libro más famoso se titula: "Ejercicios Espirituales" y es lo mejor que se ha escrito acerca de como hacer bien los santos ejercicios.

Falleció subitamente el 31 de julio de 1556, a la edad de 65 años, y en 1622 el Papa lo declaró Santo y con posterioridad, Pío XI lo declaró Patrono de los Ejercicios Espirituales en todo el mundo.  

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